domingo, 10 de julio de 2011

Mañana será otro día

Llego a mi casa, mis padres no están. Mejor, así no tengo que dar explicaciones. Me encierro en mi cuarto y pongo en el portátil la canción más triste que encuentro. No puedo más. Ha sido un día horrible. Hundo la cara en la almohada y descargo todo lo que siento contra ella, dejándola llena de lágrimas y manchas de maquillaje escurrido. La música a todo volumen inunda la habitación y hace que llore con mas intensidad, liberando toda mi rabia. Tendida sobre la cama, dejo que las lágrimas caigan acariciando mis mejillas hasta que me calmo. Apago la luz y sin ni quiera quitarme los zapatos, me duermo. Mañana será otro día.


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